lunes, 28 de septiembre de 2015

Depresión del Ebro

El triángulo de la depresión del Ebro destaca. Es la única gran corriente fluvial de la vertiente mediterránea, frente al resto de arterias peninsulares de similar importancia–Tajo, Duero, Guadiana y Guadalquivir– que fluyen hacia el océano. 

930 km de recorrido convierten al Ebro en el segundo río más largo de la Península Ibérica, después del Tajo.


Se sitúa en el interior de un valle amplio y bien definido por cadenas montañosas, más de 85.000 km², constituyendo así la cuenca más compleja, extensa y caudalosa del territorio.


Esa cuenca triangular está  enmarcada por los Pirineos, al norte y en dirección oeste-este; el Sistema Ibérico, por la margen derecha, en dirección noroeste-sureste; la cordillera Cantábrica, en el ángulo noroeste; y la cadena Costero Catalana, al este y en paralelo al litoral. 


El Ebro recoge aguas del Martín, Regallo, Guadalope y Matarraña, por la derecha, y del sistema Cinca-Segre, por la izquierda. 


El clima transita entre las influencias atlántica y mediterránea, si bien los montes retienen ambas y potencia valores continentales. Suaves temperaturas y abundancia de lluvias, repartidas durante casi todo el año, provienen del norte oceánico y se extienden por el curso alto del Ebro, alcanzando la parte septentrional de la Ibérica y la mitad oeste de los Pirineos. En este último caso, las altas cumbres imponen el clima de montaña. 




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